Pueblos más bonitos de Iparralde: de San Juan de Luz a Biarritz

Biarritz

Probablemente una de las localidades más turísticas de Francia, y sí, el pueblo más bonito de Iparralde. Biarritz es una cápsula del tiempo; un lugar en el que viajarás al pasado, al glamour de la nobleza europea, la arquitectura moderna y el glamour más luminoso. Inolvidable es el Hotel du Palais construido por Napoleón III, el faro que corona su acantilado, la Roca de la Virgen, el Casino o la emblemática Gran Playa. Te recomendamos que callejees, porque esta localidad esconde belleza en cualquier rincón. Ah, y ¡haz muchísimas fotos! No te arrepentirás.

San Juan de Luz

Te vas a tropezar con él al salir dirección norte desde Hendaya. Eso sí, no pienses que es una parada temporal. San Juan de Luz es uno de los pueblos más bonitos de Iparralde. Y lo es por su pasado pesquero (arponero), por su deriva corsaria en el siglo XVII y por un episodio que la Historia jamás olvidará: la boda del Rey de Francia, Luis XIV, con la infanta María Teresa de Castilla, que materializó la "Paz de los Pirineos". No te puedes ir de aquí sin visitar su puerto, darte una vuelta por el paseo marítimo, caminar por la Playa Grande y echar un vistazo a la Casa Luis XIV y el Ayuntamiento.

Bastida de Clarença

Sin irnos muy lejos, hacia el interior, nos topamos con la Bastida de Clarença, el que está considerado como uno de los pueblos más bonitos de Iparralde, Nafarroa Behera y, claro, Francia. Lo fundó en el siglo XIII el Reino de Navarra por motivos militares, y durante siglos sería refugio ideal de quienes huían de la Inquisición. El pueblo tiene una larga tradición comercial y una gran comunidad judía. ¿Qué hay que ver aquí? la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el cementerio judío, el trinquete y su colorida arquitectura.

Hendaya

Lo primero que te vas a encontrar al cruzar la frontera con Francia. Hendaya es una ciudad histórica que hace frontera con Irún y Hondarribia, y que durante siglos ha protagonizado multitud de conflictos bélicos entre la corona de Castilla y la de Francia (separadas por el Bidasoa), así como otros episodios contemporáneos relacionados con sus infraestructuras de transporte. ¿Qué hay que ver aquí? La estación de trenes, el casino, la playa de Ondarraitz, la Iglesia de San Vicente, el Castillo de Abaddia o las Rocas Gemelas (Bizkiak) son parada obligatoria.

Bayona

Es la ciudad más habitada de todo Iparralde y además hace las veces de sede de la Comunidad de aglomeración del País Vasco que rige todos los municipios de la región. No puedes pasar por la zona sin dedicarle al menos medio día a Bayona. Fundada en el siglo X sobre unos restos romanos, la urbe ha sido durante cientos de años escenario de enfrentamientos militares, encuentros geopolíticos y tendencias culturales. Estuvo invadida por los vikingos, lidió con la Conquista de Navarra y recibió a los judíos expulsados de Castilla. Visita aquí la Catedral de Ste Marie, los Muelles del Nive, el Castillo Viejo o la chocolatería Cazenave.

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Sare

No hay pueblo más bonito de Iparralde ni con más historia cultural que Sare. Aquí, en el siglo XVII, se ubicaba el germen del florecimiento de la cultura vasca de la época. Se lo debemos a la Escuela de Sare, el movimiento literario del que formaba parte el importante Geroko gero de Axular, con el que los sacerdotes usaban el euskera para combatir el Protentantismo. ¿Qué hay que ver? Piérdete por sus calles y visita el Ayuntamiento, la Iglesia de San Martín, los caseríos, el Museo del Pastel Vasco, Ortillopitz, las Cuevas de Sare o el Ten de Larrún.

Ainhoa

Que no te engañe su tamaño. En Ainoha sucedió uno de los episodios más trágicos de la Guerra de los Treinta Años, que acabó con el pueblo destruido. Aquí todo orbita en torno a Qur Karrika, la carretera principal que atraviesa el municipio. Ainhoa te enamorará su arquitectura, con los grandes caseríos entramados de madera tan característicos de Euskadi, y los muchos colores que inundan las fachadas. Date un paseo por el Lavadero, el Ayuntamiento, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la Capilla de San José y el cementerio.Y no te olvides de probar los pimientos de Espelette o charlar con quien pase por ahí haciendo el Camino de Santiago.

San Juan Pie de Puerto

Detrás de este nombre tan particular se esconde una joya histórica. El reino de Navarra conquistó la Tierra de Cisa a finales del siglo XII, y ahí mismo, sobre una ruta comercial romana y a escasos kilómetros de la actual frontera francesa, fundó la que sería la capital de Ultrapuertos, un importante enclave militar. Aquí residía el castellano del reino y orbitaba la administación de la Merindad de Sangüesa. ¿Qué encontramos? Pues una muralla medieval espectacular con varias puertas (una de ellas, la de Santiago, patrimonio mundial de la Humanidad), el inicio de una de las rutas del Camino de Sanitago, y el fotogénico puente de Eyheraberry.