Euskal Hiria
Mejores bares de pintxos de Donosti: ¡de txikiteo por la Parte Vieja!
1 minAdemás de pasear por La Concha y sacarte unas fotos en el Peine del Viento, en la capital de Gipuzkoa puedes comer muy buenos pintxos.
En Euskadi no todo es mitología. La tradición también nos define (y mucho) durante las fiestas de nuestras ciudades y pueblos. Por eso, hablar de San Fausto, el Carmen, la Virgen Blanca y demás, es pensar en todos sus héroes y símbolos. Y ahí es donde entran la Marijaia y el Gargantúa de la Aste Nagusia de Bilbao.
¿Te suena el mayor terror de los txikis? Está claro que todos hemos querido entrar por esa boca alguna vez (menos cuando eramos unos niños) pero puede que realmente no conociéramos la historia de este gran personaje de la semana grande de Bilbao.
No pasa nada, aquí estamos en Guuk nosotros para contártelo todo sobre el Gargantúa, su origen, su evolución, los diferentes tipos que ha habido y cómo se representa en otras ciudades.
Muchos lo vemos cada año en las calles de Bilbao y otras ciudades cercanas pero, aquí os vamos a contar la historia para que conozcáis el porqué de esta bonita tradición que tenemos.
Aunque puede que no te lo imagines (o igual has escuchado algo), este gigante que se pasea por nuestras fiestas tiene origen en una novela que se sitúa en Francia, las novelas "Gargantúa y Pantagruel".
Según cuenta José María Busca Isusi, un guipuzcoano que sabe de estas cosas, el Gargantúa es hijo de dos gigantes, Grandgoussier y Gagamelle (la hija de un rey salvaje). La llegada de este gigantón al mundo fue toda una historia.
El Gargantúa nació de la oreja izquierda de su madre, ¡con el tamaño de una ternera y varias toneladas de peso! Tuvieron que hacerle una cuna gigante y, para su banquete, devoraba terneras y vacas a montones. ¡Flipante!
En 1854, aquí en Euskadi (Bilbao en concreto), se creó el primer Gargantúa, obra de Bombero Etxaniz. Lamentablemente, en 1874, durante la guerra carlista, una bomba lo destruyó. Pero no se rindieron, ¡claro que no!
Más adelante, en 1896, apareció el segundo Gargantúa con nueva vestimenta, manteniendo el estilo francés que perdura hasta hoy. Fue creado en Atxuri (Bilbao) por Higinio Basterra y los talleres Basterra-Larrea. Costó nada más y nada menos que 2278,85 pesetas de la época.
Por desgracia, desapareció de los festejos bilbaínos alrededor de 1907, cuando el ayuntamiento de Gernika se hizo con él y con otros gigantes y cabezudos. El tercer Gargantúa hizo su entrada triunfal en 1934 junto a nuevos gigantes y cabezudos, gracias a Radio Bilbao.
Pasaron 12 años hasta que en 1962 Radio Bilbao decidió resucitar al Gargantúa, con la colaboración de los bilbaínos, por supuesto. Fue construido en Bolueta (Bilbao) por Tomás Martínez de Arteaga y José Luis Teresa, (costó más de 500 000 pesetas).
Después de un tiempo en la sombra, volvió a brillar en la Aste Nagusia de 1978. En 1979, con la mano de Pedro Goiriena, fue restaurado por 400 000 pesetas, y desde entonces, sigue siendo parte de nuestras fiestas.
En 1986, Pedro Goiriena construyó otro Gargantúa en Sopuerta, pero un incendio lo dejó inservible. En 1988, el ayuntamiento encargó uno nuevo a Vicente Luna en Valencia, con un precio de 3.600.000 pesetas.
Aunque no tuvo la mejor acogida por su aspecto amable y algunos detalles, sigue siendo el Gargantúa habitual en la Aste Nagusia. Y así, el Gargantúa sigue siendo parte de nuestras celebraciones, ¡un gigante que se niega a desaparecer!
Txapeldun Etxaniz, carpintero de toda la vida y txapelgorri antes que bombero, fue el cerebro detrás del primer Gargantúa en el 1854. Se le ocurrió la idea tras echarle un ojo al "Gargantúa" de François Rabelais, un gigante glotón y buena gente.
Etxaniz le dio forma como un baserritarra enorme que se zampa a los jóvenes y los echa por detrás después de tirarlos por un tobogán. Desde entonces, este "traganiños" ha aguantado el paso del tiempo y se ha convertido en la estrella de las fiestas, sobre todo para las kuadrillas de txikis.
El Bombero Etxaniz, además de ser el creador de fiestas, se convirtió en héroe. Falleció heroicamente el 7 de junio de 1867, junto con tres colegas, en un incendio de la imprenta y librería litografía Vda. de Delmas, en la calle Correo.
Para recordarlo, hay una plaza por Indautxu y un ambulatorio con su nombre. En la foto, el Gargantúa en la Aste Nagusia de Bilbao de 1981, enseñando que su esencia sigue presente en nuestras fiestas. ¡Un abrazo a Bombero Etxaniz y al Gargantúa!
Más de 165 años y múltiples Gargantúas han dejado su huella en las festividades bilbaínas. Desde su primer recorrido por las calles de Bilbao, la imponente figura de este cabezón traganiños ha continuado su tradición a lo largo de más de un siglo y medio.
Aunque vivió periodos esporádicos de abandono posteriormente, nuestro Gargantúa fue reconstruido para quedar intrínsecamente ligado a la Aste Nagusia bilbaína.
Con el tiempo, y ante su creciente popularidad, se crearon nuevas versiones del Gargantúa, convirtiendo a esta figura en un elemento imprescindible en las celebraciones bilbaínas, dejando una marca imborrable en la lista de actividades para los más pequeños. ¡Que viva el Gargantúa en la Aste Nagusia!
Según han pasado los años, otras ciudades (incluso fuera de España) han hecho sus propios Gargantúas, entre ellas está Mar del Plata y Necoechea (Argentina), Vitoria, Logroño, Zaragoza, Llodio y Borja. La última ciudad española en fabricar uno fue Gernika en el 2016 con un coste de 41.000€.
Así que ya sabéis, cuando veáis al Gargantúa asomando por las calles en las fiestas vascas, no dudéis en acercaros y uniros a la diversión que tantos años lleva dándonos. ¡Seguro que es una experiencia que recordaréis durante mucho tiempo! ¡A disfrutar de la fiesta, familia!
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