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En Euskadi, además de nuestra gastronomía, paisajes y playas hermosas, tenemos unas tradiciones que siguen muy vivas. Y es que nos sentimos orgullosos de mantenerlas, y una de las más entrañables es la celebración de Santa Águeda.
Cada 4 de febrero, víspera de esta festividad, las calles de nuestros pueblos y ciudades se llenan de euskaldunes, con la makila en la mano, para cantar las coplas tradicionales de Agate Deuna.
¡Y es que nos encanta cantar, y qué mejor que hacerlo en grupo! Pero, ¿de dónde proviene esta tradición tan arraigada que siempre celebramos? Mientras aclaramos la garganta para sumergirnos en una de las últimas celebraciones invernales, te compartimos su fascinante origen y cómo se celebra.
La festividad une tanto elementos cristianos y paganos. Santa Águeda, virgen y mártir siciliana del siglo III, fue condenada a que le cortaran los pechos por rechazar al tirano Quinciano.
Considerada patrona de las mujeres, se le atribuyen diversos poderes: evita incendios, espanta malos espíritus, protege al ganado de enfermedades, augura buenas cosechas e incluso se dice que cura migrañas y cefaleas.
Por eso, cada 4 de febrero, víspera de Santa Águeda, resuenan por las ciudades, pueblos y barrios de Euskal Herria las coplas dedicadas en su honor.
Estas canciones comparten el mismo estribillo, aunque la letra varía de un lugar a otro, incorporando temas más cercanos.
Aintzaldun daigun Agate Deuna,
bihar da, ba, Deun Agate.
Etxe honetan zorion hutsa
betiko euko al dabe.
Sea cual sea, siempre irá acompañada del característico ritmo de las makilas golpeando el suelo. Una tradición que podría remontarse a nuestra mitología, donde esos golpes pretendían despertar a la tierra tras el solsticio de invierno, dando paso a la fructífera primavera.
En la víspera de la fiesta de Santa Águeda, numerosos coros, txikis y kuadrillas salen a las calles para cantar y celebrar. Los txikiteros de Bilbao recorren el Casco Viejo, los coros escolares y los txikiteros de Plentzia añaden su alegría. También destaca el Festival de Coros de Santa Águeda en Getxo, entre otros.
Una tradición arraigada es la romería de Santa Águeda en Barakaldo. Miles de personas suben en procesión hasta la ermita del monte Arroletza cada 5 de febrero, con los cordones de San Blas, disfrutando de rosquillas y txakoli en los puestos. Esta romería se repite el domingo anterior y posterior a la festividad.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo celebramos la fiesta de Santa Águeda en Euskadi. Mientras esperamos su llegada, sigamos cantando y disfrutando de nuestras queridas tradiciones.
En Bilbao, la festividad de Santa Águeda se celebra con entusiasmo. Algunos grupos llegan incluso de diferentes puntos de Bizkaia, como el famoso coro de Arratia. También los bomberos del botxo cantan cada año a Santa Águeda por distintos puntos de la ciudad.
En Donostia, la festividad de Santa Águeda adquiere un carácter especial. Las mujeres salen a la calle, ataviadas con trajes tradicionales, y participan en desfiles y procesiones. La jornada se completa con eventos culturales y gastronómicos que refuerzan el sentido de comunidad y hermandad.
Vitoria-Gasteiz se suma a la celebración con coloridos desfiles encabezados por las "agotes." El ambiente festivo inunda la ciudad, con actividades que van desde concursos de trajes tradicionales hasta muestras de gastronomía local. La Plaza de la Virgen Blanca se convierte en el epicentro de la celebración.
En resumen, la fiesta de Santa Águeda en Euskadi es mucho más que una celebración religiosa; es un reflejo de nuestra identidad, donde la tradición se mezcla con la alegría y el sentido de comunidad.
Cada año, en Bilbao, Donostia y Vitroia, las mujeres salen a la calle para rendir homenaje a Santa Águeda, tejiendo así una colorida tradición que nos une como pueblo. Solo necesitas calentar la voz, buscar tu traje típico y el mejor internet de Guuk por si necesitas buscar la letra en el último momento.
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